lunes, 21 de diciembre de 2009

Ausencias

(Aunque lo publico hoy, lo escribí el sábado 19 de diciembre)

Me encuentro, por segundo año consecutivo, montada en un barco con mi familia en vísperas de Navidad, tratando de escapar en estas fechas de las huellas de amargura y desolación que nos dejo el año que termina. Repetimos esta época con el corazón destrozado, el ánimo en el último sótano de la nostalgia y la alegría desdibujada. Otra vez la vida nos legó un año profundamente amargo, y hemos encontrado cerca del mar una manera más llevadera de convivir con las ausencias. Buscamos, quizá, en el sonido de las olas cuando rompen en la orilla, o en las piedras, olvidarnos a ratos del profundo dolor que produce la certeza de que hay voces que no volveremos a escuchar, ojos que no volverán a mirarnos y caricias que no volverán a robarnos una sonrisa. Tratamos de escapar juntos, muy juntos, de los recuerdos dolorosos que lo son mucho más por estos días. Tratamos de alejarnos, de comenzar a reescribir historias y aliviar penas, pero resulta que están todas sentadas junto a nosotros en el segundo piso de este barco que en cada bamboleo revuelve las entrañas y nos hace darnos cuenta de que en cada sonrisa que se nos escapa falta algo, faltan varios. Empezamos hoy un viaje que tendrá muchos matices y en el que en ningún momento la dicha será plena porque en estas fechas, que no hay mejor manera de pasar que en familia, ya son muchos a quienes vamos echando en falta. Está cercano el momento de tocar puerto y sólo me pregunto si despediremos el próximo año aquí, de nuevo.

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