jueves, 24 de junio de 2010

730 días. Dos años

Hoy se cumplieron dos años del peor día de mi vida. Del más triste. Del más temido. Del que no quería que llegara nunca. Del que me abrió esa gran herida en el corazón, en el alma. De ese que tantas veces imaginé y que fue peor de lo que pensé que podría ser. De ese que me robó tantas noches de sueño y que a veces creo se llevó todas mis lágrimas. Pero hoy no fue un día triste. Hoy no lloré. Hoy te recordé bonito, te llevé flores, cerré los ojos y te abracé. Hoy fue un día especial. Familiar. Tranquilo. Hoy el día fue igualito a ti. Hoy me di cuenta de que tengo mucho tiempo sin escuchar tu voz. De que el tiempo vuela. De que en 730 días cabe una vida, pero que rápido pasan.

martes, 22 de junio de 2010

El pasado

He estado pensando mucho en el pasado. En cómo nos quedamos enganchados con asuntos para los que simplemente no hay respuestas, con situaciones que no podemos ni podremos cambiar. Perdemos tanto tiempo pensando qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, si hubieran comenzado o terminado de otro modo. Si hubiéramos hablado o hubiéramos callado. Y sucede que lo que pasó, pasó y no se puede cambiar. Las cosas, la relaciones, la vida tiene sus ciclos. Hay cosas que están destinadas a durar mucho tiempo, otras que nos dejan o nos quitan algo y se acaban, otras que nos marcan de por vida aunque hayan durado muy poco tiempo y otras que aunque nos acompañen toda la vida no significan nada para nosotros. Las relaciones se acaban. La vida se extingue. Y los sentimientos son los únicos que se quedan con nosotros. El tiempo todo lo pone en perspectiva. El rencor sólo le hace daño a quien lo siente y, francamente, creo que eso de “pagar con la misma moneda” es la afirmación más absurda del mundo.

Lucía

Anoche, después de seguir el programa español “Quiero cantar” por varias semanas y con mi favorita en el corazón, fue la final y Lucía ganó. Ganó y sentí que los otros participantes, el presentador y el público también habíamos ganado. Una niña tan pequeña (8 años) con una voz prodigiosa y una dulzura y humildad que son más grandes que ella, nos iluminó un poquito la vida a todos durante las últimas siete semanas. Lucía me conectó con emociones intensas, con deseos de ser mejor, con una ternura infantil que me conmovió hasta las lágrimas más de una vez. Y sentí su triunfo como mío.

Tengo ganas de decirle a todo el mundo que, si no la vio, que descargue sus actuaciones por internet. Que no se la pierdan. En verdad siento que haber descubierto ese programa me conectó con cosas súper positivas, pero sobre todo con sentimientos y emociones.

Ver a todos esos niños participar con determinación, ilusión, ganas de comerse el mundo y que no se asomara por ahí ni un rayito de envidia o tensión, sino admiración pura entre todos, me hace pensar que sí se puede. Que una vida, el mundo, el país…cualquier cosa, puede cambiar. Que podemos ser mejores, pero no mejores que los demás, sino como dice Rafa Nadal, mejor de lo que somos (o no somos).

Para ti es este post Lucía. Para felicitarte y celebrar contigo. Sé que en unos años vamos a saber de ti. Tienes el mundo por delante y estoy segura de que te lo vas a comer. Yo, por lo pronto, me quedo con esta maravillosa sensación que me regalaste y con la ilusión de que si algún día tengo una hija sea tan especial como tú.