lunes, 19 de marzo de 2012

Dirección Propatria

Hoy tuve que ir al centro de la ciudad. Me monté en el Metro después de varios años sin pisarlo. Aunque en mi época universitaria y preuniversitaria lo utilicé como medio de transporte, casi a diario, debo confesar que desde hace mucho tiempo ni siquiera lo considero como opción.

Desde anoche empecé a atormentarte con lo que sería mi periplo mañanero. Estaba preocupada y ansiosa por los riesgos que hoy en día supone dirigirse a cualquier lugar en esta ciudad y que, para mí, suponen un riesgo aún más grande si quedan traspasando la frontera del Oeste de Caracas. Vaya equivocación! Entre muchas otras experiencias del día de hoy, voy a comenzar por relatar que me sentí más tranquila y relajada cuando salí de la estación del metro de La Hoyada, que cuando paso por Plaza Venezuela o La Florida.

Llegué a la Institución Pública que motivó mi desplazamiento y sólo encontré gente amable, que me atendió de lo mejor, rápido y con ganas de ayudarme. Segunda equivocación. Iba predispuesta a perder horas esperando para, probablemente, perder el viaje.

Resolví lo que necesitaba resolver rápido y de acuerdo a las indicaciones exactas que aparecen en la página web oficial. Cero trabas. Cero secretarias pintándose las uñas o echando cuentos. Cero malas caras. No me preguntaron si firmé, ni si voté en las primarias. Cada quien a lo suyo y punto.

Me gustó no sentirme amenazada. Tener que desechar mis teorías y prejuicios sobre lo que iba a encontrar. Había unas pantallas encadenadas con la propaganda política llena de mentiras del Gobierno. Había fotos de Chávez. Pero no encontré un ejército rojo ni una sola persona que me hiciera sentir fuera de lugar.

Este Gobierno tiene al país destruido, es cierto. Las instituciones viven un momento aciago. No hay justicia. La delincuencia nos tiene a todos atemorizados y agradeciendo que hoy no nos haya tocado a nosotros. Pero queda gente con la cual reconstruir el país.

P.D: Por favor, no se dejen robar por gestores. Hoy en día ir a Cadivi, Ministerio de Relaciones Exteriores, Educación Universitaria, Saime, etc, es un paseo. Creo que para pagar por eso hay que ser imbécil (espero que nadie se sienta ofendido)

Inventario

(Esta carta la envié al Concurso Cartas de Amor 2012, pero no quedó preseleccionada. La comparto con ustedes)

C.

Desde que me vi reflejada en tus ojos, por primera vez, supe que esta historia sería definitiva. Bueno, en realidad lo presentí el día que escuché tu voz por teléfono. Claro que tu ternura y generosidad tuvieron un peso importante. Igual que tu cara, tu pelo y tu sonrisa.

Y es que te vi y entendí que en el ayer se habían depositado mis tristezas. Que tenía una vida por delante. Sentí que estaban saldadas todas mis cuentas, que no debía nada. Contigo aprendí a amar, a soñar. Tú me enseñaste a perdonar. Me instruiste en áreas tan desconocidas por mi como el compromiso y el nosotros. Me has enseñado a confiar. Me empujaste a cambiar. Me grabaste en el alma, y para siempre, el significado de la palabra lealtad.

Estos diez años a tu lado, mi amor, han sido los mejores de mi vida. No siempre los más felices, hemos tenido horas bajas, como todos. En estos tres mil seiscientos cincuenta días a tu lado (lo siento, no voy a restar los de nuestras dos separaciones cortas) hemos compartido tanta cosas. Nos hemos hecho grandes. Hemos reído, hemos llorado…en realidad has secado mis lágrimas mil veces. Me has ilustrado en el arte de confiar. Has llenado mi vida de certezas.

Siempre me dices que el amor no se agradece, pero el tuyo lo agradezco tanto. Agradezco que la vida nos juntara. Que nos diera más de una oportunidad. Agradezco tu nobleza, tu convicción y tu entrega sin dobleces. Agradezco que apostaras por mí, sobre todo cuando lo merecía menos. Que creyeras, cuando ni yo podía hacerlo. Que me esperaras. Que no perdieras la fe. Que ni el tiempo ni la distancia nos hayan derrotado. Y, sobre todo, agradezco tu decisión de caminar la vida a mi lado.

Transitamos el camino a la adultez de la mano. Nos acompañamos en nuestro primer trabajo, en las decisiones más importantes, en nuestros días aciagos, en aquella despedida –la más triste-, en ese inolvidable concierto de Sabina. Hemos compartido tanta dicha, hemos librado tantas y tan duras batallas. Nos hemos reído tanto.

En realidad, nadie me da tanto ánimo ni me hace reír tanto como tú. Aparte de ser mi amor, te admiro y te respeto. Eres mi persona favorita y el ser en el que más confío.

Eres lo mejor que me ha pasado, aunque sea o suene a lugar común. Es verdad. Sin ti no hubiera llegado hasta aquí, no sería quien soy, no hubiera podido apagar mis fuegos internos, controlar e incluso doblegar mis demonios. Eres la familia que escogí. La persona con quien quiero compartirlo todo, contemplar esos atardeceres que tanto me gustan y esperar el ocaso.

Eres para siempre en mi vida, aunque para siempre sea demasiado para algunos. Te amo en esta vida y en todas las que falten. Quiero verme en tus ojos y despertarme a tu lado mientras respire.

Sé que no puede repetirse este milagro, mi amor, nadie más puede ser tan bonito por dentro y por fuera.



M.



Caracas, 29 de febrero de 2012

viernes, 2 de marzo de 2012

La carta escurridiza

Finalmente logré mandar la carta al Concurso. Ya les contaré!