viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuestión de tiempo.

Si hay algo que he aprendido, y bien, es que todos los problemas tienen solución. Nadie se muere de amor, de nostalgia ni de tristeza. El tiempo hace su trabajo. Lo difícil es saber cuánto se demorará, pero todo pasa. Es increíble cuando vemos hacia atrás y recordamos situaciones, épocas o relaciones que nos causaron profundo dolor y de las cuales pensábamos que no podríamos salir, porque todo estaba demasiado revuelto, obscuro, confuso. Y resulta que sí, que salimos y que hay un punto en el que ya no duele pensar en eso, hablar de eso o ver a esa persona. Eso es lo maravilloso de la vida. Que nos da la oportunidad de reinventarnos, de demostrarnos a través de duras pruebas que podemos ser mejores, más fuertes, más humanos, más simples. Alguien me dijo en estos días que la vida no te pone pruebas más duras ni cargas más pesadas de las que puedes soportar, y comparto su opinión. Todo pasa. Se resuelve. Se transforma. Es sólo cuestión de tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario