lunes, 7 de mayo de 2012

Sobre “Caracas ciudad de despedidas”


Desde hace unos días, la publicación en YouTube de un video de un grupo de jóvenes que expresan sus inquietudes sobre la realidad caraqueña y la posibilidad de mudarse de país, ha desatado una cayapa colectiva y unas reacciones tan violentas que han provocado que a muchos se nos enciendan las alarmas con respecto a la intolerancia que marca la pauta en esta ciudad, y en general, en todo el país.

No logro entender todavía qué es lo que ha desatado tanto odio y rechazo. Desde mi punto de vista, se trata simplemente de un grupo de jóvenes contando la situación desde su perspectiva. Un grupo de caraqueños que tuvo la necesidad de expresar por qué se les hace cuesta arriba la vida en su ciudad. Un grupo de muchachos que relata la experiencia de no poder disfrutar el lugar en el que vive, de estar constantemente azotados por la inseguridad. Unos cuantos chicos que reclaman, con todo el derecho que les asiste, mejoras en la calidad de los servicios públicos. No veo cuál es el delito ni el pecado ahí.

No entiendo por qué ha generado tantas opiniones en contra. No me parece que digan nada que no sea cierto. Es mentira que cada vez que caen cuatro gotas de agua en Caracas la ciudad colapsa? Es mentira que no podemos salir en las noches a disfrutar la ciudad? Es mentira que las cosas no funcionan como deberían? Es mentira que a veces no sabemos si tenerle más miedo a los ladrones que a los policías? O es que acaso vivimos en el país de las maravillas?

Encuentro que hay mucha más verdad en los protagonistas del video que en quienes los atacan. Estoy segura de que más de uno piensa o ha pensado que Caracas sería mejor sin la gente, que los venezolanos somos súper escandalosos y bulleros y que a más de uno le molesta cuando los demás aplauden cuando el avión aterriza en su destino. La diferencia es que ellos lo dicen.

Por otro lado me pregunto, ¿qué otras cosas aparte de las ahí mencionadas se supone que deberían inquietar a unos chicos de 20 ó 21 años? Deberían estar haciendo disertaciones profundas y filosóficas? O hablar solamente de la hambruna en Somalia o de las matanzas en los barrios capitalinos, que no han vivido y tampoco los toca, en este caso, de cerca y que, de paso, no sólo ocurren en los barrios? No viven también la amenaza constante de ser secuestrados, asaltados o violentados de cualquier otro modo? No son venezolanos también y tienen el mismo derecho que cualquiera a contar aquello que les aqueja? O es que pertececer a "cierta y determinada clase social" (como he leído en más de uno de los mensajes violentos en su contra) los inhabilita como ciudadanos?

No tengo ninguna relación ni afinidad particular con la pieza, pero sí creo que la gente es libre de expresar lo que quiere, siente y necesita. Uno puede, o no, estar de acuerdo con las ideas del otro, pero no tiene derecho a ofenderlo ni a descalificarlo ni mucho menos a insultarlo ni amenazarlo por no pensar igual. Y yo pensaba que en eso estábamos todos de acuerdo, pero no, la violencia y la intolerancia galopante en este país tiene muchos más matices que el color rojo y la política, y lo que es peor, cimientos más sólidos y profundos.