sábado, 19 de marzo de 2011

Silvana

Te tomaste tu tiempo, no tenías ningún apuro y por fin naciste hoy. Nos tenías a todos con los nervios de punta, el corazón acelerado y envueltos en una emoción indescriptible. Te queremos tanto, te esperamos con tanta ilusión. Nos imaginábamos tu cara, tus formas, tu olor, el color de tu pelo, tus ojos, tus pies, el sonido de tu llanto. No te imaginas en tu cunita, envuelta en tu hermosa cobijita, o acurrucada en el regazo de tu mami, cuanto amor has despertado en nosotros con tus 52 centímetros y tus tres kilos y medio, mucho más de lo que cabe en este post. Pareces un duraznito, un repollito. Tan rosadita, pequeña, despierta y suave. Tan tierna y frágil. Nos tienes tan embobados, muchachita. Tan enamorados de la vida. De ti.

Eres tan dulce y bonita. Tan afortunada. Tan querida y esperada. Tantas veces te imaginamos, niñita amarilla. Pero la realidad nos superó, eres más hermosa de lo que alcanzamos a soñar. Eres una maravilla. Un regalo del cielo. Una bendición inmensa. Una muñeca, enana.

Eres divina, Silvana.

viernes, 18 de marzo de 2011

Días felices

Hay días que simplemente se parecen a la felicidad. Días en lo que nos inunda una ola de optimismo, esperanza y alegría. Días en que no hay nada que pueda perturbarnos. Días en lo que el cosmos hace trampa, nos quita los escombros del camino y todo sale bien. Días en los que somos plenamente conscientes de la fortuna que representa estar vivos, sanos. Días en los que la familia y los amigos cobran especial importancia y significación. Días en los que sentimos que el pasado y lo malo pasó definitivamente. Días en los que nos provoca decirle a la gente cuánto nos importa. Días en los que nuestras metas y objetivos brillan tan claros y tan cerca. En los que las cosas que nos hacen infelices, a ratos, se ven tan pequeñas. Sólo lo bueno, lo positivo, aquello que nos deja algo y nos convierte en mejores persones debe importarnos en realidad. Lo demás sobra, estorba. Lo demás, mejor lo apartamos del camino, lo hacemos a un lado o le pasamos por encima. La vida es demasiado corta y pasa tan violentamente, que es un desperdicio malgastar tiempo siendo infelices, sufriendo.

Cuando nos toca la fortuna, con uno de esos días, deberíamos memorizar la sensación, guardarla bajo llave en el cerebro y en el corazón y refugiarnos ahí cuando la partida venga mala.

Sí, hoy me tocó un día de esos y pienso alargarlo lo más que se pueda.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Sueño que sueño

Y de pronto me invade una melancolía inmensa y sueño. Imagino que sucede y, sí, viene en camino un hijo nuestro. Y me sonrío de lado y una lágrima solitaria sale al ruedo. Y pienso que sería bello. Y como es mi sueño, lo modelo. Imagino que tiene tu cara, y tu pelo. Tu sentido del humor, tu desenfado, tu corazón y tus dedos. Que lo enseñas a amar, a reír, a perdonar. Que lo educas en la bondad, en el amor, en los juegos. Que lo enseñas a soñar y a cabalgar tras sus sueños. Que saca lo mejor de ti y tus mismos sentimientos. Ese color de tu voz, esa mirada, esos gestos. Esa risa al despertar, que es un regalo completo. Y lo miro tan real, casi lo toco, lo beso. Y lo contemplo con calma y escucho en paz sus silencios, y hace una mueca de lado y noto que está sonriendo. Y empiezo casi a temblar y me descubro en su cuerpo, en su manera de andar, camina casi corriendo y pica el ojo al voltear como siempre suelo hacerlo. Y los sueños, sueños son, y qué si sueño despierto. Y qué si decido hacerlo realidad y que ya no sea un sueño?

martes, 1 de marzo de 2011

Piezas


He llegado a la conclusión de que a veces en las historias, en la vida, hay piezas que faltan. Piezas que nunca existieron o que desaparecen para siempre y aunque uno se empeñe en encontrarlas o se cuestione una y mil veces qué sucede, simplemente no aparecen. Tal vez por eso, por ese necio empeño en encontrarlas, hay situaciones, acciones y escenas que se repiten de manera permanente. Y muchos pensarán que es que hay algo que aprender y no hemos dado con el qué, otros más soñadores se pasearan por la idea de que hay historias que se quedan abiertas de por vida y que serán siempre importantes y algunos otros simplemente se frustran al concluir que algo en ellos falla para no poder cerrar el ciclo, la historia, el circulo, el vicio. Es un asunto complicado, sin duda. Sin embargo creo que es sólo cuestión de tomar una decisión. Es absurdo dedicar la vida a un asunto tan puntual. Hay que aprender a pasar la página, a perdonar, a olvidar y desechar las esperanzas por eso que no fue. Sí, suena más fácil de lo que es, pero no se trata de algo imposible. De verdad siento que hay que ir, como leí por ahí alguna vez, lo más ligero de equipaje que se pueda. Tratar de ser feliz y no anclarse en la desdicha, el sufrimiento, la duda ni el dolor. Y las historias inconclusas, abiertas, hirientes, pesan demasiado. Son una carga muy grande y fastidiosa. Hay que soltar sin volver la cara y seguir adelante.

Entendí que no todo tiene un por qué, una explicación, hay cosas que simplemente pasan. Pero teníamos una vida antes de eso, no?