martes, 31 de agosto de 2010

Punto de quiebre

No sé por qué. Tal vez no haya una razón especial, o haya muchas, lo cierto es que he estado pensando mucho en el tiempo. En lo rápido que pasa. En cómo se va sin que uno se dé cuenta. En que la vida no espera a nadie y que las mejores oportunidades se presentan sólo una vez. También he pensado lo poco que me importa la edad. Estoy por cumplir 31 y me siento tan bien, tan contenta. Los 30 me cayeron de maravilla, el tema de la vejez no me perturba en lo más mínimo, pero el tiempo sí. Todo lo que quiero hacer, decir y, sobre todo, lo que quiero escribir.

Mi vida, la vida de mi familia, la de mi núcleo más cercano está a punto de cambiar. Se acerca el fin de una etapa importante, de una era, de lo que fue nuestra vida hasta ahora. Ya no seremos cuatro en la casa. Mi hermano se muda, y no de ciudad ni de estado sino de país, y se casa. Se va, y con él momentos que no volverán, risas que no sonarán en conjunto, discusiones, celebraciones, llantos que ya no compartiremos. Lo que no se hizo, lo que no se dijo, se perdió. Ya no hay vuelta de hoja. Y resulta que no me había caído la locha hasta ahora. Ahora me estoy dando cuenta de la distancia. De lo que significa realmente lo que se aproxima. Y es raro. Son sentimientos encontrados. Felicidad, alegría, tristeza y nostalgia. No sé en realidad si porque ya es un hecho tangible que llegó el momento de soltar las amarras y que cada quien haga su vida y tome su camino o porque sé que ya nada volverá a ser como antes.

viernes, 13 de agosto de 2010

Te la calas, punto.

El lunes debía abordar un avión a las 7 y 15 de la noche. Apenas llegué al aeropuerto supe que eso sería imposible. Las más de trescientas personas que tenía por delante para chequearme, en el counter de la aerolínea, me dieron señales claras de que a esa hora todavía habría gente en esa cola. Así fue, a los pocos minutos la gente comentaba que el vuelo estaba reprogramado para las 11. A las 4 de la tarde me incorporé a la fila y a las 8 estaba entregando mi maleta. Luego a la otra cola, la de la planilla de inmigración y el "pago de la diferencia por el cambio de la unidad tributaria". Y de ahí a la "colita" para pagar la tasa aeroportuaria.

Finalmente entré. Esta vez la Guardia Nacional no me molestó, no hubo preguntas interminables, revisiones absurdas ni scanner. Supongo que los funcionarias estaban reventados a esa hora. Pasé tranquila la revisión de rutina del aeropuerto, inmigración y llegué a la Puerta 16. Otro caos, otra cola. Esta vez la gente se formaba para retirar el ticket de comida, ese que que según la ley o reglamento de aeronaútica civil deben entregar las aerolíneas cuando sus vuelos presentan más de dos horas de retraso. Esa fue la peor, tanto peo para un ticketcito de 45 mil bolos para comer en "El budare express", el peor lugar de comida de la feria del terminal internacional de Maiquetía. Una cagada. Malo, malazo, malísimo. Mal comida, agotada, arrecha y más harta que nunca del país, volví a la sala de espera de la Puerta 16. Por la hora no pude comprar ni una revista ni nada, todo estaba cerrado. Me incorporé de nuevo a la espera, al retraso. Y a las 12 de la noche a la cola para abordar el avión.

La gente estaba molida, ya los niños ni lloraban y eso que había un coñazo, ya nadie se quejaba, ya nadie tenía fuerzas. Todo el mundo entró, se sentó y a dormir. Lo único que se escuchaba reiteradamente era "Santa Bárbara ya no sirve para un carajo", "Santa Bárbbara se echó a perder", "Más nunca vuelo en esta mierda". Y es verdad, Santa Barbara Airlines es una soberana porquería. No te maltratan, es verdad. Te ofrecen el mejor servicio que pueden, pero no te dan explicaciones, se retrasan sin motivo aparente y sólo a punto de despegar el piloto dice, casi en un murmullo, "ofrecemos disculpas por el retraso".

Yo escogí ese vuelo por ser directo. Porque los vuelos con escala lo vuelven a uno mierda, pero resulta que esto fue peor. No sé si en el futuro vuele de nuevo con Santa Bárbara, si darle el beneficio de la duda porque es temporada o entender que es, simplemente, una aerolínea venezolana y no es más que el reflejo de lo vueltos mierda que estamos como venezolanos y como país.

jueves, 5 de agosto de 2010

Cumpleaños sin ti

Ayer fue el segundo cumpleaños que no celebramos. Hubieses cumplido 78 años. Hubiese sido una tarde feliz y familiar. Pensé mucho en ti, recé y, por supuesto, te llevé flores. Estás tan viva en mi corazón. Gracias por tanto amor. Por haber llenado mi vida de tantos recuerdos maravillosos. Pienso mucho en tus manos, sobre todo cuando me pongo tu anillo. Siempre pienso en ti, pero no desde el dolor sino desde el amor. Y sí, aunque sé que es sólo cuestión de tiempo, porque es lo único que nos separa, ayer estuve todo el día pensando en que ojalá un abrazo más fuera posible, sólo uno.