martes, 15 de diciembre de 2009

Abuela

Sueño con el día en que volvamos a encontrarnos. Sé que volveremos a vernos y podremos abrazarnos otra vez. Un día, voy a volver a pedirte la bendición y me vas a responder. Pero mientras ese día llega, tu ausencia me seguirá doliendo cada día. Tu recuerdo seguirá calmando mis noches de angustia y me seguiré esforzando por no olvidar el sonido de tu voz. De aquí hasta entonces seguiré anhelando tu sonrisa y la dulzura de tu mirada. Nadie nunca me ve como me veías tú. Nadie nunca me habla con ese amor entrañable con el que solías hacerlo. Nadie nunca me ha querido, va a quererme ni me quiere como tú. Tu ausencia duele hasta cuando estoy dormida. Daría cualquier cosa por compartir este momento de mi vida contigo. En cada paso que doy, en cada decisión que tomo, en cada proyecto, en cada meta alcanzada estás conmigo. Siempre estás ahí. Tu recuerdo es mi paz, mi luz, mi calma.

Hoy te extraño tanto como el primer día. Te quiero mucho María. Te quiero hoy, mañana y siempre...hasta la eternidad.

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