martes, 2 de octubre de 2012

No le eche cuentos al que sabe historias

Creo que la votación del domingo 7O es la más importante a la que hemos asistido los venezolanos en la historia reciente de Venezuela. Todos los que estamos habilitados para ejercer ese derecho y ese deber ciudadano estamos obligados a hacerlo. Yo no veo que llegue la hora de estar parada enfrente de la maquinita y votar por el país que sueño, ese que creo que es posible y que es tan distinto al que padezco a diario. 

Mi hermano, sólo por citar un caso cercano, vive en Panamá y desde el año pasado tenía planeado venir a votar, pero logró inscribirse allá. A pesar de los obstáculos que les pusieron en el Consulado, que si sólo inscribían los viernes y los lunes y si ibas el lunes te decían que vinieras el viernes y viceversa, etc., él y su esposa se inscribieron. 

A pesar de trabajar en una compañía que no se caracteriza precisamente por estar dando permisos y aceptar que la gente se ausente de su silla para atender asuntos personales, lo lograron. Les costó, pero lo lograron. Así que no le echen cuentos al que sabe historias. 
 
Los que no se inscribieron y no van a votar, ni aquí ni allá ni en la conchinchina es simplemente porque no les dio la gana. Porque se sienten espectadores y no protagonistas. Porque se fueron y se olvidaron de la Patria, pero la vida da muchas vueltas. Eso es lo que no deberían olvidar.

domingo, 24 de junio de 2012

María querida mía


Hoy es justo el día del calendario que siempre, desde hace cuatro años, me quiero saltar. El día más triste,  el recuerdo más doloroso, el fin. Te fuiste. Nos abandonaste sin que tuviéramos tiempo de sospecharlo. Nos quedó un almuerzo pendiente. El de aquel nublado martes. Nos quedo tanto amor derramado, tantas cosas por decir. Un último abrazo, una última mirada cómplice. Se ahogó aquella risa, se detuvo el tiempo. Y un pedazo a mi corazón le faltará para siempre. Un vacío y un espacio que ninguna otra presencia podrá llenar . Me faltas. Te extraño. Te quiero. Y por siempre jamás te querré.

lunes, 7 de mayo de 2012

Sobre “Caracas ciudad de despedidas”


Desde hace unos días, la publicación en YouTube de un video de un grupo de jóvenes que expresan sus inquietudes sobre la realidad caraqueña y la posibilidad de mudarse de país, ha desatado una cayapa colectiva y unas reacciones tan violentas que han provocado que a muchos se nos enciendan las alarmas con respecto a la intolerancia que marca la pauta en esta ciudad, y en general, en todo el país.

No logro entender todavía qué es lo que ha desatado tanto odio y rechazo. Desde mi punto de vista, se trata simplemente de un grupo de jóvenes contando la situación desde su perspectiva. Un grupo de caraqueños que tuvo la necesidad de expresar por qué se les hace cuesta arriba la vida en su ciudad. Un grupo de muchachos que relata la experiencia de no poder disfrutar el lugar en el que vive, de estar constantemente azotados por la inseguridad. Unos cuantos chicos que reclaman, con todo el derecho que les asiste, mejoras en la calidad de los servicios públicos. No veo cuál es el delito ni el pecado ahí.

No entiendo por qué ha generado tantas opiniones en contra. No me parece que digan nada que no sea cierto. Es mentira que cada vez que caen cuatro gotas de agua en Caracas la ciudad colapsa? Es mentira que no podemos salir en las noches a disfrutar la ciudad? Es mentira que las cosas no funcionan como deberían? Es mentira que a veces no sabemos si tenerle más miedo a los ladrones que a los policías? O es que acaso vivimos en el país de las maravillas?

Encuentro que hay mucha más verdad en los protagonistas del video que en quienes los atacan. Estoy segura de que más de uno piensa o ha pensado que Caracas sería mejor sin la gente, que los venezolanos somos súper escandalosos y bulleros y que a más de uno le molesta cuando los demás aplauden cuando el avión aterriza en su destino. La diferencia es que ellos lo dicen.

Por otro lado me pregunto, ¿qué otras cosas aparte de las ahí mencionadas se supone que deberían inquietar a unos chicos de 20 ó 21 años? Deberían estar haciendo disertaciones profundas y filosóficas? O hablar solamente de la hambruna en Somalia o de las matanzas en los barrios capitalinos, que no han vivido y tampoco los toca, en este caso, de cerca y que, de paso, no sólo ocurren en los barrios? No viven también la amenaza constante de ser secuestrados, asaltados o violentados de cualquier otro modo? No son venezolanos también y tienen el mismo derecho que cualquiera a contar aquello que les aqueja? O es que pertececer a "cierta y determinada clase social" (como he leído en más de uno de los mensajes violentos en su contra) los inhabilita como ciudadanos?

No tengo ninguna relación ni afinidad particular con la pieza, pero sí creo que la gente es libre de expresar lo que quiere, siente y necesita. Uno puede, o no, estar de acuerdo con las ideas del otro, pero no tiene derecho a ofenderlo ni a descalificarlo ni mucho menos a insultarlo ni amenazarlo por no pensar igual. Y yo pensaba que en eso estábamos todos de acuerdo, pero no, la violencia y la intolerancia galopante en este país tiene muchos más matices que el color rojo y la política, y lo que es peor, cimientos más sólidos y profundos.

lunes, 19 de marzo de 2012

Dirección Propatria

Hoy tuve que ir al centro de la ciudad. Me monté en el Metro después de varios años sin pisarlo. Aunque en mi época universitaria y preuniversitaria lo utilicé como medio de transporte, casi a diario, debo confesar que desde hace mucho tiempo ni siquiera lo considero como opción.

Desde anoche empecé a atormentarte con lo que sería mi periplo mañanero. Estaba preocupada y ansiosa por los riesgos que hoy en día supone dirigirse a cualquier lugar en esta ciudad y que, para mí, suponen un riesgo aún más grande si quedan traspasando la frontera del Oeste de Caracas. Vaya equivocación! Entre muchas otras experiencias del día de hoy, voy a comenzar por relatar que me sentí más tranquila y relajada cuando salí de la estación del metro de La Hoyada, que cuando paso por Plaza Venezuela o La Florida.

Llegué a la Institución Pública que motivó mi desplazamiento y sólo encontré gente amable, que me atendió de lo mejor, rápido y con ganas de ayudarme. Segunda equivocación. Iba predispuesta a perder horas esperando para, probablemente, perder el viaje.

Resolví lo que necesitaba resolver rápido y de acuerdo a las indicaciones exactas que aparecen en la página web oficial. Cero trabas. Cero secretarias pintándose las uñas o echando cuentos. Cero malas caras. No me preguntaron si firmé, ni si voté en las primarias. Cada quien a lo suyo y punto.

Me gustó no sentirme amenazada. Tener que desechar mis teorías y prejuicios sobre lo que iba a encontrar. Había unas pantallas encadenadas con la propaganda política llena de mentiras del Gobierno. Había fotos de Chávez. Pero no encontré un ejército rojo ni una sola persona que me hiciera sentir fuera de lugar.

Este Gobierno tiene al país destruido, es cierto. Las instituciones viven un momento aciago. No hay justicia. La delincuencia nos tiene a todos atemorizados y agradeciendo que hoy no nos haya tocado a nosotros. Pero queda gente con la cual reconstruir el país.

P.D: Por favor, no se dejen robar por gestores. Hoy en día ir a Cadivi, Ministerio de Relaciones Exteriores, Educación Universitaria, Saime, etc, es un paseo. Creo que para pagar por eso hay que ser imbécil (espero que nadie se sienta ofendido)

Inventario

(Esta carta la envié al Concurso Cartas de Amor 2012, pero no quedó preseleccionada. La comparto con ustedes)

C.

Desde que me vi reflejada en tus ojos, por primera vez, supe que esta historia sería definitiva. Bueno, en realidad lo presentí el día que escuché tu voz por teléfono. Claro que tu ternura y generosidad tuvieron un peso importante. Igual que tu cara, tu pelo y tu sonrisa.

Y es que te vi y entendí que en el ayer se habían depositado mis tristezas. Que tenía una vida por delante. Sentí que estaban saldadas todas mis cuentas, que no debía nada. Contigo aprendí a amar, a soñar. Tú me enseñaste a perdonar. Me instruiste en áreas tan desconocidas por mi como el compromiso y el nosotros. Me has enseñado a confiar. Me empujaste a cambiar. Me grabaste en el alma, y para siempre, el significado de la palabra lealtad.

Estos diez años a tu lado, mi amor, han sido los mejores de mi vida. No siempre los más felices, hemos tenido horas bajas, como todos. En estos tres mil seiscientos cincuenta días a tu lado (lo siento, no voy a restar los de nuestras dos separaciones cortas) hemos compartido tanta cosas. Nos hemos hecho grandes. Hemos reído, hemos llorado…en realidad has secado mis lágrimas mil veces. Me has ilustrado en el arte de confiar. Has llenado mi vida de certezas.

Siempre me dices que el amor no se agradece, pero el tuyo lo agradezco tanto. Agradezco que la vida nos juntara. Que nos diera más de una oportunidad. Agradezco tu nobleza, tu convicción y tu entrega sin dobleces. Agradezco que apostaras por mí, sobre todo cuando lo merecía menos. Que creyeras, cuando ni yo podía hacerlo. Que me esperaras. Que no perdieras la fe. Que ni el tiempo ni la distancia nos hayan derrotado. Y, sobre todo, agradezco tu decisión de caminar la vida a mi lado.

Transitamos el camino a la adultez de la mano. Nos acompañamos en nuestro primer trabajo, en las decisiones más importantes, en nuestros días aciagos, en aquella despedida –la más triste-, en ese inolvidable concierto de Sabina. Hemos compartido tanta dicha, hemos librado tantas y tan duras batallas. Nos hemos reído tanto.

En realidad, nadie me da tanto ánimo ni me hace reír tanto como tú. Aparte de ser mi amor, te admiro y te respeto. Eres mi persona favorita y el ser en el que más confío.

Eres lo mejor que me ha pasado, aunque sea o suene a lugar común. Es verdad. Sin ti no hubiera llegado hasta aquí, no sería quien soy, no hubiera podido apagar mis fuegos internos, controlar e incluso doblegar mis demonios. Eres la familia que escogí. La persona con quien quiero compartirlo todo, contemplar esos atardeceres que tanto me gustan y esperar el ocaso.

Eres para siempre en mi vida, aunque para siempre sea demasiado para algunos. Te amo en esta vida y en todas las que falten. Quiero verme en tus ojos y despertarme a tu lado mientras respire.

Sé que no puede repetirse este milagro, mi amor, nadie más puede ser tan bonito por dentro y por fuera.



M.



Caracas, 29 de febrero de 2012

viernes, 2 de marzo de 2012

La carta escurridiza

Finalmente logré mandar la carta al Concurso. Ya les contaré!

miércoles, 8 de febrero de 2012

Yo voto duro

Hace tiempo me alejé del gentilicio. Me pesa desde hace años vivir en este país, haber nacido en este país, ser de aquí. La política se convirtió desde hace años en el hilo conductor de nuestras vidas, de nuestras decisiones, de nuestras conversaciones. Perdí la esperanza hace raaaato. La esperanza de tener un país diferente, de recuperar el que alguna vez tuvimos. El gobierno no sólo nos ha arrebatado cosas, momentos y personas irrepetibles, sino que nos ha confiscado también los intangibles. La esperanza, algunos sueños, muchos ratos felices. La delincuencia avanza al paso de la más rápida de las gacelas, la justicia hace rato nos abandonó y no hay institución que funcione al sol de hoy. Incluso el proyecto de vida de muchos ha sufrido golpes de timón inesperados gracias a la situación del país, producto de la pésima administración del gobierno actual.

Se aproximan las elecciones primarias, esas que definirán al candidato que va a enfrentarse, a medirse, a ser el contendor de la peor pesadilla que ha tenido Venezuela jamás. Aunque estoy en el club de los optimistas, veo muy complicado el panorama después de eso. Las elecciones presidenciales de octubre próximo serán complicadas. La trampa, las marramucias y el dinero juegan a favor del otro equipo, del otro país, ese que yo no conozco, que no es el que vivo y padezco a diario.

Sin embargo, quiero pensar que no todo está perdido. Que las cosas pueden cambiar, de verdad. Que la victoria no es inalcanzable para nosotros. Que podré volver a plantearme mi vida aquí, en lugar de buscar de modo desesperado y al precio que sea la posibilidad de construir un futuro en otro lado. Por eso voy a votar este próximo domingo, y el 07 de octubre. Porque quiero creer que no todo está perdido. Y esa esperanza, ese no quemar las naves todavía, ese mañana mejor posible me lo ha transmitido una mujer. Una mujer a la que respeto y admiro. Una mujer que desde mi punto de vista se merece nuestra confianza, nuestro respaldo y nuestro voto. Creo que ella puede cambiar la situación actual. Creo, y espero, que pueda quitarme el sobresalto que me invade cada noche, incluso en mi casa, ese miedo constante. Quiero renunciar al miedo, al susto a la paranoia. Quiero creer en una nación de ciudadanos honestos, y desechar la actual, comandada por delincuentes. Quiero recuperar la tranquilidad y la confianza en mi país. Quiero sentirme orgullosa de mi nacionalidad, en lugar de añorar o envidiar la de otros.

Por eso voy a votar duro. Por eso me voy a restear. Porque tiene las competencias, la preparación, el coraje y la valentía que se requiere. Por eso voy a votar por María Corina Machado el domingo 12 de febrero.

Te voy a dar mi voto porque confío en ti.