jueves, 18 de marzo de 2010

Todos perdimos

Me siento fatal. Tengo un tristeza tan honda que me siento mal físicamente. He estado pensando mucho en el país, y es que ya no lo reconozco. No es el mismo de cuando era chiquita. No es el país que recuerdo. No huele igual. No sabe igual. No tiene los mismos colores. Me niego a aceptar que el odio y la violencia nos definan como sociedad hoy. Nunca he sido una persona violenta, jamás he entendido la violencia, no la justifico en ningún caso, siempre me ha descolocado. No puede ser que éste sea el mismo país en el que nací. Hasta dónde soportaremos la vida en estos términos. Cada vez estamos peor, cada vez perdemos más cosas. Hemos permitido que nos quiten hasta lo que nos definía como venezolanos. Nuestra idiosincrasia, esa que tanto nos llenaba de orgullo, y por las que nos reconocían en el mundo entero, todo parece indicar que fue expropiada. Desapareció el respeto, la tolerancia. Alguien se llevó todo lo bueno y nos dejó lo que no servía. Ahora por pura maldad queman a la gente viva, estrangulan a ancianos, roban, secuestran y pare usted de contar. Matar se ha convertido en el deporte favorito de algunos y ya nos acostumbramos. No hay libertad ni igualdad ni justicia y a nadie le importa. Quieren destruir, quemar, acabar con la UCV y no pasa nada. Ahí estudié, ahí trabajo. Ahí he tenido grandes alegrías y tristezas gigantescas. Esa ilustre Universidad ha sido depositaria del más profundo y genuino amor de gran parte de mi familia. Por ella, varios de mis afectos más grandes han echado el resto y darían su vida, estoy segura. La UCV ha sido el gran tema en las reuniones familiares desde que tengo memoria. Ha estado presente en mi vida desde antes de mí. Aprendí a amarla a través de los míos, parece que no había otra salida. Y hoy me toca ver como la atacan, la violentan, la patean y tengo el corazón arrugado. Y es que mientras más lo pienso, menos lo entiendo. No me cabe en la cabeza, y mucho menos en el corazón. Estoy de capa caída. Tengo en el alma y en el cuerpo un sabor tan amargo que todo me sabe mal. La cosa no está buena, pero vamos a salir de ésta. La violencia ganó esta vez, pero todos perdimos algo con esta victoria suya.

1 comentario:

  1. excelente¡¡¡ expresas sabiamente lo que sentimos la mayoria de los que formamos parte de la UCV...hay que ser una lacra para atentar contra ella

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