sábado, 19 de marzo de 2011

Silvana

Te tomaste tu tiempo, no tenías ningún apuro y por fin naciste hoy. Nos tenías a todos con los nervios de punta, el corazón acelerado y envueltos en una emoción indescriptible. Te queremos tanto, te esperamos con tanta ilusión. Nos imaginábamos tu cara, tus formas, tu olor, el color de tu pelo, tus ojos, tus pies, el sonido de tu llanto. No te imaginas en tu cunita, envuelta en tu hermosa cobijita, o acurrucada en el regazo de tu mami, cuanto amor has despertado en nosotros con tus 52 centímetros y tus tres kilos y medio, mucho más de lo que cabe en este post. Pareces un duraznito, un repollito. Tan rosadita, pequeña, despierta y suave. Tan tierna y frágil. Nos tienes tan embobados, muchachita. Tan enamorados de la vida. De ti.

Eres tan dulce y bonita. Tan afortunada. Tan querida y esperada. Tantas veces te imaginamos, niñita amarilla. Pero la realidad nos superó, eres más hermosa de lo que alcanzamos a soñar. Eres una maravilla. Un regalo del cielo. Una bendición inmensa. Una muñeca, enana.

Eres divina, Silvana.

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