Ha pasado de todo durante este tiempo de ausencia. Sobre todo en mi país,
Venezuela. Fui a pasar las navidades allá, y la pasé muy bien, la verdad sea
dicha. Asustada, pero feliz, así fue mi visita. Asustada, por la delincuencia y
por los precios. Asombrada, por el peor de todos los males - al menos para mí-
esa bendita guerra del venezolano contra el venezolano.
Ese empeño en demostrar quién es el más vivo, el más avispado, el que se las
sabe todas, no nos permite avanzar. La culpa no es toda del gobierno, sino que
en estos años ha aflorado la peor cara de los venezolanos. El bachaqueo, por
ejemplo, no lo practica el gobierno, sino que ahí se hace presente de nuevo el
venezolano contra el venezolano. Los exagerados precios, aunque hayas importado
a precio preferencial: el venezolano contra el venezolano. Y lo peor de todo,
lo que más duele, lo que más pega, es que con la salud también hay quien quiere
sacar su tajada, quiero decir, su plátano completo.
Sé que hay miles de anécdotas y casos particulares, a mí me tocó la papeleta
exámenes: de sangre, ecos y mamografía. En el Centro Médico Docente la Trinidad
se esfuerzan por perjudicar al paciente, por desangrarlo (en sentido pecuniario)
y por robarle lo máximo posible. La cuestión es que cada eco superaba los 20
mil bolívares y el examen de sangre completo superaba los 10 mil. Es decir,
todos los exámenes salían por el módico precio de 100 mil bolívares; en la
Clínica el Ávila los precios eran más razonables, menos de la mitad. Ahí me hice los de sangre por menos de 5 mil; pero en el Instituto Clínico La Florida, todos los ecos y la mamografía me los hice por
menos de 15 mil. Tiene alguna lógica? No. Es culpa del gobierno? No. Es culpa
del venezolano. Y así no vamos a salir del hueco ni cambiando de presidente,
porque tenemos que cambiar nosotros, y eso es mucho más complicado.