Creo
que la votación del domingo 7O es la más importante a la que hemos
asistido los venezolanos en la historia reciente de Venezuela. Todos los
que estamos habilitados para ejercer ese derecho y ese deber ciudadano
estamos obligados a hacerlo. Yo no veo que llegue la hora de estar
parada enfrente de la maquinita y votar por el país que sueño, ese que
creo que es posible y que es tan distinto al que padezco a diario.
Mi
hermano, sólo por citar un caso cercano, vive en Panamá y desde el año pasado tenía planeado venir a
votar, pero logró inscribirse allá. A pesar de los obstáculos que les
pusieron en el Consulado, que si sólo inscribían los viernes y los lunes
y si ibas el lunes te decían que vinieras el viernes y viceversa, etc.,
él y su esposa se inscribieron.
A pesar de trabajar en una compañía que
no se caracteriza precisamente por estar dando permisos y aceptar que
la gente se ausente de su silla para atender asuntos personales, lo
lograron. Les costó, pero lo lograron. Así que no le echen cuentos al
que sabe historias.
Los que no se inscribieron y no van a votar, ni aquí
ni allá ni en la conchinchina es simplemente porque no les dio la gana.
Porque se sienten espectadores y no protagonistas. Porque se fueron y
se olvidaron de la Patria, pero la vida da muchas vueltas. Eso es lo que
no deberían olvidar.