martes, 4 de octubre de 2011

Raúl Humberto

Estás en todos los recuerdos de mi infancia. Luego, apareces como una referencia, un modelo, creo que hasta como un ídolo. Eras el líder, comandabas la pandilla. Literalmente tú mandabas. Hay tantas anécdotas, tantos cuentos, tantas vainas locas vividas. La vez que me engañaste tan cruelmente para que fuera al Safari Carabobo, el primer cigarro, bueno, los primeros. Las subidas al techo en Myromar, los fosforitos, los cachorros de Margarita, la caña de azúcar, las gallinas, los pollitos. Las conversas interminables, Simple Minds, Video Color Yamín, el Cine Altamira, la Caribe, Galipán. Mil historias. Una vida juntos. Otra separados. La vida que pasó y nos fue alejando. Los abrazos que nunca más nos dimos. La distancia que forjamos. Los recuerdos que permanecen. La nostalgia. La tristeza. Los chinches que vendimos en la playa. El tiempo que no regresa. El silencio. La distancia. ¿Queda todo cuando ya no queda nada?

Te quise, te abandoné, me abandonaste.

Te fuiste, escogiste, me soltaste.

Te adoré, te admiré, nos dejaste.

Mi primer gran amor. Mi primo mayor.

Descansaste.