lunes, 10 de enero de 2011

2011



Poco he aparecido por aquí últimamente. En realidad he estado medio desconectada de todo. Estaba disfrutando a las personas que más quiero y, más recientemente, degustando como hace tiempo no hacía unas navidades deliciosas e inolvidables. He estado viajando por lugares muy queridos con personas que lo son mucho más. Pensando, leyendo, comprando libros. Amando, agradeciendo, extrañando. Definitivamente ha sido una temporada deliciosa. Renovando objetivos, metas, planes, proyectos. Revisando y afinando los que ya estaban en curso. Recargando baterías para este año que comienza, y que desde temprano anuncia que fácil no será.

2011 va a ser determinante para mí. Vienen cosas buenas. Decisiones importantes. Cambios. Aunque antes de empezar anunciaba tempestades, va a ser bueno. Aunque no le tengo confianza a los números impares, no sé por qué, porque no soy supersticiosa y nací en un año impar, y fue un año par uno de los más complicados de mi vida, vaya no sé quién a saber por qué no me gustan. Pero este va a ser bueno. A pesar de los sinsabores que ya comenzaron, sé que va a ser un gran año para mí. Año de matrimonios, de nacimientos más que esperados, de triunfos, de graduaciones (la mía, espero). Todo eso me invita a pensarlo como un gran año.

Cada quien lo puede convertir en lo que quiera. Todavía es una hoja en blanco en la que cada uno puede escribir su propia historia. Quedan aún 355 días con los que podemos hacer cualquier cosa, excepto desperdiciarlos.